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Al llegar al parroquial y
descargar nuestros petates, nos encontramos al padre de Mérida Brave de Jesús
muy preocupado porque Mérida se había vuelto a escapar del castillo, es una
muchacha muy rebelde que siempre está cabalgando y tirando con el arco, no hay
forma de controlarla por lo que el padre nos manda a buscarla al bosque; a ver
si nosotros conseguimos que entre en razón.
Una vez en el bosque nos
dividimos en patrullas buscando a Mérida Brave de Jesús, siguiendo las pistas e
indicaciones de donde suele estar ella habitualmente. Después de mucho esfuerzo
conseguimos encontrarla para decirle que su padre la había mandado llamar. Pero
ella está allí por los fuegos fatuos, que le estaban guiando en su camino, y
nos dijo que hasta que no los encontrara no iba a volver, así que después de
alimentarnos bien decidimos ir a buscar al fuego fatuo por el bosque, teniendo
que visitar a las diferentes criaturas que por allí vivían. Después de afinar
nuestros oídos conseguimos encontrar el fuego fatuo que le dijo a Mérida que su
destino era volver al principio… al castillo.
En el castillo tenían un
artefacto maravilloso que nos mostró la vida de Mérida al completo, y así
pudimos conocer mejor su historia.
Después de una cena típicamente escocesa el
fuego fatuo nos llevó a la biblioteca del castillo, por donde parecía que
habían pasado los hermanos de Mérida, pero no fue así si no que los ancestros
le habían dejado marcados recuerdos familiares para guiar a Mérida.
Después de conseguir lo que nos
dejaron, decidimos hacer un momento de oración donde destacamos a 5 valeros@s
personajes con la “cruz” del Junior Anawin (felicidades a Fernando, Isabel,
Ismael, Mª Elena y Paco). Y cansados de un duro día, nos fuimos a descansar.
Por la mañana, aparecieron 3
pretendientes para Merida Brave de Jesús que con su fuerza, su belleza y su
inteligencia querían conquistar el corazón de nuestra princesa, para ello propusieron varios duelos muy
escoceses y posteriormente se presentaron ante Mérida, que decidió, con la
autorización paterna, no tener que elegir entre ninguno de ellos ya que cada
uno destacaba en una cosa solo y no le daba importancia a las demás.
Para celebrarlo acudimos todos a
participar en la Eucaristía en nuestra parroquia y nos despedimos hasta una
próxima aventura.
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